El movimiento romántico.
El Romanticismo literario es el movimiento que dominó la literatura en Europa desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX. El término romántico se empleó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII con el significado original de `semejante al romance´, con el fin de denigrar los elementos fantásticos de la novela de caballerías muy en boga en la época.
El Prerromanticismo se extiende desde la mitad del siglo XVIII hasta la aparición de Goethe y la explosión de la Revolución francesa de 1789. Algunos autores de la Ilustración como Rousseau o Diderot comienzan a dar cabida en sus textos a las emociones, la sensibilidad y el análisis de su intimidad como reacción contra el excesivo peso de la razón.
Más radical fue la postura del movimiento alemán Sturm und Drang (“La tormenta y el ímpetu”)1770-1785, que se desarrolla en Alemania alentado por el pensador Herder, Schiller y Goethe para apoyar la libertad creadora y la expresión de los sentimientos.
Tras la obra de Goethe ya puede hablarse de Romanticismo pleno, movimiento que domina la literatura occidental hasta mediados del siglo XIX. Estos escritores se muestran partidarios de la Revolución Francesa de 1789, pero la época de Robespierre siembra el miedo en una parte de los autores, por lo que se producen dos tendencias:
Romanticismo tradicional, que no llega a la rebeldía absoluta y limita la libertad individual por miedo al desorden y al caos. Se incluyen en esta tendencia Walter Scott, en Inglaterra, Chateaubriand en Francia, y el Duque de Rivas y José Zorrila en España.
Romanticismo revolucionario o Romanticismo liberal que reclama los derechos del individuo frente a la sociedad y a las leyes. Sus representantes más destacados son Lord Byron, en Inglaterra, Víctor Hugo, en Francia y José de Espronceda en España.
En la segunda mitad del siglo XIX la literatura europea se orienta hacia la realidad, sin embargo un buen número de escritores continuarán la exploración de los sentimientos humanos y la negación del valor de lo real en lo que se ha llamado el Posromanticismo.
Antecedentes del movimiento romántico (ampliación de la primera parte).
Puede considerarse que el antecedente más inmediato del movimiento del romanticismo en la literatura europea, surge en Alemania y casi simultáneamente en Francia, hacia fines del Siglo XVIII.
A mediados del siglo XVIII, sin que aún existiera una unidad política, la economía alemana había florecido; pero en cierto modo faltaba a la nación alemana un desarrollo cultural en lo literario, con un contenido susceptible de considerarse clásico, como existía en Francia. Pero el florecimiento económico, dio lugar al surgimiento de algunos centros urbanos (Leipzig, Frankfurt), que propiciaron el surgimiento de una corriente cultural de gran contenido nacionalista y con acento en el perfeccionamiento del idioma alemán, al que se procuraba depurar de palabras de origen latino o francés.
Durante el último tercio del siglo XVIII había surgido en Europa una reacción contra el racionalismo, en cierto modo encabezada por Rousseau, con el postulado de su novela Emilio de retornar hacia la Naturaleza. El cuestionamiento del culto de la razón, había sido establecido firmemente en Inglaterra, donde la obra de Shakespeare había despertado el entusiasmo por sustituir ese culto de la razón en la obra literaria y poética, por un fuerte predominio del sentimiento y la individualidad. Claro ejemplo de esta tendencia es C. M. Wieland, (1733-1813), que escribió una epopeya en verso, Oberón, de ambiente medieval legendario, que constituye un claro antecedente del romanticismo.
En 1776, se publicó en Alemania una comedia de que es autor Maximilian Klinger (1752-1831), cuyo nombre en alemán, “Sturm und Drang” terminó asignándose a un movimiento literario surgido entre los años 1770 y 1785, cuyos cultores, siguiendo las ideas de Johann Gottfried Herder (1744-1803), siguieron al escritor alemán J.W. Goethe (1749-1832).
Paralelamente en 1760 el poeta irlandés Macpherson encontró una colección de poemas líricos que suponían el paralelo de la épica homérica y los atribuyeron a Ossian, un poeta irlandés cuyo nombre recogen las leyendas antiguas. En ellos se recreaban un mundo celta antiguo lleno de sentimientos heroicos y apasionados. Estos poemas de origen incierto pudieron ser recogidos por parte de Macpherson a través de la tradición oral y refundidos según el gusto contemporáneo. La defensa de este autor ficticio se convirtió en un acto de rebeldía literaria contra los modelos grecolatinos seguidos por el Neoclasicismo.
Características del romanticismo literario
Esta nueva forma de entender la literatura en los últimos años del siglo XVIII y a principios del XIX cristaliza en una serie de rasgos que configuran lo que se entiende como Romanticismo.
Romanticismo contra Ilustración: el Romanticismo fue un movimiento radicalmente opuesto al de la Ilustración del siglo anterior. Los ilustrados creían firmemente en la fuerza de la razón, cuyas “luces” podían guiar al hombre hacia la verdad y la felicidad. Para el Romanticismo, el ansia de libertad del hombre era una aspiración inalcanzable. El hombre era un ser desgraciado en esta vida, porque la sociedad le impedían realizar los deseos personales y los impulsos del corazón
· La moral romántica. Los héroes de la literatura romántica son hombres rebeldes que aspiran a una absoluta libertad moral. La literatura exalta a los bandidos, piratas, reos, mendigos, prostitutas; seres al margen de la sociedad y de sus leyes ·
“El Romanticismo es el liberalismo en Literatura”: Muchos románticos se rebelaron contra la concepción de que el progreso debía estar liderado por una minoría ilustrada y lucharon por la implantación del liberalismo.
· Subjetivismo: El escritor romántico va a exponer su “yo” la contemplación de los demás sin vergüenza ni pudor. La consecuencia inmediata será un auge incontenible de la poesía lírica mediante la cual se expresan los sentimientos personales.
Romanticismo contra Ilustración: el Romanticismo fue un movimiento radicalmente opuesto al de la Ilustración del siglo anterior. Los ilustrados creían firmemente en la fuerza de la razón, cuyas “luces” podían guiar al hombre hacia la verdad y la felicidad. Para el Romanticismo, el ansia de libertad del hombre era una aspiración inalcanzable. El hombre era un ser desgraciado en esta vida, porque la sociedad le impedían realizar los deseos personales y los impulsos del corazón
· La moral romántica. Los héroes de la literatura romántica son hombres rebeldes que aspiran a una absoluta libertad moral. La literatura exalta a los bandidos, piratas, reos, mendigos, prostitutas; seres al margen de la sociedad y de sus leyes ·
“El Romanticismo es el liberalismo en Literatura”: Muchos románticos se rebelaron contra la concepción de que el progreso debía estar liderado por una minoría ilustrada y lucharon por la implantación del liberalismo.
· Subjetivismo: El escritor romántico va a exponer su “yo” la contemplación de los demás sin vergüenza ni pudor. La consecuencia inmediata será un auge incontenible de la poesía lírica mediante la cual se expresan los sentimientos personales.
El panteísmo naturalista. La naturaleza se presenta como un gran organismo viviente, libre y salvaje; incluyendo en ese concepto los componentes espontáneos y hasta instintivos del ser humano, que en último análisis son vistos todos ellos como otras tantas manifestaciones de la voluntad divina.
· Ansia de libertad: el hombre romántico reacciona contra todas las trabas que habían cohibido el espíritu humano hasta entonces: luchan contra la moral tradicional, contra la monarquía absolutista, contra la contención de los sentimientos impuesta por la Ilustración, contra todo lo que signifique norma, traba, esclavitud. Tratan de crear un mundo en el que la libertad sea la única norma.
· Fuga del mundo circundante: La humanidad no les comprende, la patria les destierra, la mujer que había soñado no existe. Decepcionados por la incomprensión, se rebelan contra es sociedad y huyen. Esa huida puede ser realizada de tres modos distintos: · a) A través de los viajes. · b) Construyendo mundos de poesía y ensueño sobre la Edad Media y los países orientales. · c) La huida definitiva: el suicidio.
La valoración de lo misterioso como un componente de los hechos que ocurren con prescindiendo de la lógica racional, los autores frecuentemente acuden a la fuente de las leyendas y supersticiones populares; que además representan un recurso de extracción nacionalista alemana.
Nacionalismo: los románticos exaltan los rasgos típicos, diferenciadores de su país. Se produce una revalorización de la literatura, costumbres y leyendas medievales, de las tradiciones populares y el folclore.
· Descubrimiento del paisaje: el paisaje es un personaje más de la obra. El paisaje será un reflejo del alma turbulenta del escritor: cumbres, selvas, mares tempestuosos, el ambiente nocturno, la luna, los sepulcros, las ruinas acompañarán los distintas estados de ánimo del escritor romántico.
Renovación estilística. Se desarrollaron los recursos narrativos como por ejemplo el cultivo del relato en verso, así como recursos efectistas y la combinación de valares contrapuestos como la alternancia de episodios cómicos y trágicos en el teatro o la variedad de metros incluidos en un poema.
Goethe
Miembro principal del movimiento Sturm und Drag, con el que entró en contacto en Estrasburgo y gracias al que aprendió una nueva forma de enfrentarse a la creación artística. Se trata de un escritor que aún mantiene muchas rasgos de la Ilustración como la búsqueda del bien y la felicidad frente a la lucha contra el orden establecido, la fe en el triunfo de la inteligencia ordenadora sobre el azar y el caos y la defensa de la libertad aplicada al arte y no a la política. Sin embargo, su obra también presenta características románticas como son: la proyección de sus experiencias vitales en las obras, la defensa de la libertad creativa, la ambientación de paisajes oscuros y misteriosos que reflejan los sentimientos de los personajes y la rebeldía y las pasiones desbocadas.
La producción de Goethe pasa por dos etapas diferentes. La primera (1749-1786) se caracteriza por el romanticismo. En ella destaca Las desventuras del joven Werther, que cuenta la pasión amorosa del protagonista hacia Carlota y la imposibilidad de dicho amor que le sume en una infelicidad que termina en suicidio. El romanticismo queda patente en sus temas amor frustrado, que provoca dolor y rebeldía contra las normas morales, en el lenguaje lleno de hipérboles y exclamaciones y en la utilización de experiencias biográficas propias, ya que la frustración que inspira la obra se debe a su fracaso sentimental y la idea de la muerte proviene del suicidio de un colega.La segunda etapa (desde 1786) se caracteriza por un acercamiento al Clasicismo. En ella destacan Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796), que gira en torno a su evolución personal y Fausto (1808)en la que se desarrolla el tema del pacto con el diablo que aparece en una novela alemana del siglo VI y fue tratado por Marlowe en el siglo XVI. Esta es una obra aparentemente dramática que no fue concebida para ser presentada dadas las variaciones de ambiente, las digresiones, la mezcla de géneros (teatro, poesía filosofía), la alternancia de acciones y la complejidad de la trama.
La primera parte de esta compleja tragedia se articula en torno a dos centros fundamentales; el primero es la historia de cómo Fausto, fatigado de la vida y decepcionado de la ciencia, hace un pacto con el diablo que le devuelve la juventud a cambio de su alma; el segundo es la historia de amor entre Fausto y Gretchen, que Mefistófeles manipula de forma que Fausto llegue al homicidio - mata al hermano de su amada - y Gretchen tenga un embarazo indeseado, que le conduce primero al infanticidio y luego a ser ejecutada por asesinar a su hijo. La segunda parte que se publicó tras la muerte del autor narra el viaje de Fausto y Mefistófeles hasta la Gracia Antigua donde el protagonista se enamora de Helena de Troya. Fausto se vuelca en realizar una serie de reformas políticas con las que antepondrá el bien colectivo al egoísmo individual.
La gestación de la obra se prolongó durante sesenta años, por ello, en él confluyen el entusiasmo romántico del joven Goethe y la serenidad clásica de la madurez. En esencia la obra dramatiza el inútil empeño del hombre por superar las limitaciones que le impone su naturaleza, tanto en la pérdida de la juventud como en la ignorancia de los asuntos de la vida y del universo.
La nueva poesía del Romanticismo
La poesía es el género predilecto para la expresión de las pasiones y los sentimientos. Su importancia es tal que pasa a formar parte de las obras dramáticas y novelescas desdibujándose así la división entre géneros. La gran novedad de los románticos reside en la reflexión y teorización sobre la labor creativa. La belleza existe, pero está escondida y solo los genios pueden percibirla y luchar con el lenguaje para comunicarla. La poesía es un reflejo de los sentimientos y emociones que el artista plasma en la obra sin obedecer a ningún tipo de regla formal.A lo largo del movimiento romántico se distinguen dos líneas poéticas principales. Una de ellas es intimista y contenida y aborda temas como la nostalgia, la melancolía y el paso del tiempo. En ella destacan autores como Heine, Novalis o Keats. La segunda línea es grandiosa y épica y se caracteriza por largos poemas narrativos en los que aparece el desbordamiento pasional. Los poetas que mejor la representan son Byron, Shelley, Víctor Hugo o Espronceda.
Inglaterra
El Romanticismo inglés arranca en 1798 con las Baladas líricas, compuestas por dos autores: William Wordsworth (1770-1850) y Samuel Coleridge (1772-1834). Las Baladas líricas se dividen en dos partes, cada una de las cuales es una propuesta lírica diferente. La primera, obra de Wordsworth, se inspira en situaciones de la vida cotidiana expresadas con un lenguaje que se asemeja al de uso común. Muestra el rechazo a la herencia del racionalismo(ciencia e industria) porque altera el estado natural con el que dios dotó a las cosas. Coleridge pretende en la segunda parte de las baladas transportar al lector a un mundo dominado por el instinto y la fantasía, características pincipales de su concepción del ser humano. Además de esta obra conjunta, Wordsworth es autor de El preludio, y Coleridge, de La balada del viejo marinero.
El Romanticismo inglés alcanza su máximo esplendor con Lord Byron, Shelley y Keats. Se les conoce como los poetas «satánicos», en alusión a Satán, el rebelde por excelencia, debido a su inadaptación a la sociedad de la época. Los tres coronaron con prematuras muertes, lejos de Inglaterra, sus atormentadas y errantes vidas, ejemplos también de existencias románticas.
Lord Byron (1788-1824) logró una enorme fama en su tiempo, en parte por su escandalosa existencia, en parte por sus extensas obras. Sus primeras composiciones poéticas son plenamente románticas, como Las peregrinaciones de Childe Harold, que narra los viajes del melancólico protagonista por el sur de Europa, o El corsario, leyenda en verso con héroe individualista y rebelde. Su obra maestra es el extenso e incompleto Don Juan, sobre el famoso conquistador. Byron también escribió obras de teatro: la tragedia Manfredo y los dramas Marino Faliero y Los dos Foscari.
Percy Bysshe Shelley (1792-1822), amigo y compañero de viajes de Lord Byron, abandonó a su esposa y a su patria para recorrer Europa y murió ahogado en un naufragio. En su obra plasmó un gran idealismo, matizado por una profunda melancolía. Escribió extensas obras entre dramáticas y poéticas, como Prometeo liberado, en la que expresa su fe en la humanidad, o La reina Mab. Sus poemas líricos, más breves, como la Oda al viento del Oeste, destacan por su musicalidad y abundantes metáforas. También compuso una elegía titulada Adonais, inspirada por la muerte de Keats.
John Keats (1795-1821) escribió largos poemas narrativos, como Endymion, un homenaje a la cultura griega, pero su fama se debe a sus poemas breves, recogidos en los libros Odas, Sonetos y Lamia y otros poemas. En ellos destaca la búsqueda y la expresión de la belleza, y la creación de atmósferas sugestivas mediante ricas imágenes. Keats reflexiona sobre la condición humana, el tiempo y el arte, dando rienda suelta a sus sentimientos.
Alemania
El desarrollo de la poesía alemana pasa por tres momentos asociados con las tres generaciones románticas.
El primero de ellos se sitúa en la primera mitad del siglo XVIII con el movimientos Sturm und Drang y que está caracterizado por una escenografía tormentosa, nocturna y macabra que quiere reflejar el desajuste espiritual que sufren los poetas.
El segundo momento llega de la mano de Holderlin (1770-1843) y Novalis (1772-1801). El primero encuentra el ideal en la naturaleza y en una Grecia antigua que idealiza hasta convertir en un ejemplo de los más altos valores. Compone largas elegías como Hiperión en las que muestra al ser humano abandonado por dios y con la necesidad de enfrentarse a su destino. Novalis crea un largo poema titulado Himnos a la noche en el que se desarrolla el tema de la amada y su deseo de encontrarse con ella. Para él la noche es la muerte atravé sde cuyo misterio es posible reencontrarse con la amada.
El tercero está representado por Heine (1797-1856) cuya obra lírica se caracteriza por la imitación de las formas populares y la sátira política contra Alemania y los supuestos valores germánicos.
Resto de Europa.
Inglaterra y Francia serán dos países que marcarán las líneas del Romanticismo en Europa. En Francia destaca A. de Lamartine que publica en 1820 Divagaciones poéticas en el que desarrolla los temas de la melancolía amorosa y el acercamiento subjetivo al paisaje con un lenguaje literario sencillo.
En Italia destaca la figura de Leopardi que en sus Cantos (1831) se enfrenta a la realidad enalteciendo la Antigüedad frente al mundo moderno en el que solo encuentra soledad que a veces aplaca con el contacto con la naturaleza y la crítica al cristianismo.
En Estados Unidos Edgar A. Poe construye una obra poética cercana al simbolismo. En España José de Espronceda representa la tendencia romántica más exaltada y rebelde, mientras que Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer ofrecen una lírica intimista que se encamina hacia la lírica moderna.
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