martes, 28 de febrero de 2012

5. La época de la razón. La Ilustración.

La época de la Razón. La ilustración.
El pensamiento ilustrado.
En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70% de los europeos eran analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana.
Para entender correctamente el fenómeno de la Ilustración hay que recurrir a sus fuentes de inspiración fundamentales: la filosofía de Descartes y la revolución científica de Newton. Por ello, la élite de esta época sentía enormes deseos de aprender y de enseñar lo aprendido, siendo fundamental la labor desarrollada por Diderot y Dálambert cuando publicaron la Encyclopédie raisonée des Sciences et des Arts entre 1751 y 1765 una obra de creación colectiva en la que está contenido el espíritu ilustrado.
En ella se aboga por una extraordinaria fe en el progreso y en las posibilidades de los hombres y mujeres, para dominar y transformar el mundo. Los ilustrados exaltaron la capacidad de la razón para descubrir las leyes naturales y la tomaron como guía en sus análisis e investigaciones científicas. Defendían la posesión de una serie de derechos naturales inviolables, así como la libertad frente al abuso de poder del absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Criticó la intolerancia en materia de religión, las formas religiosas tradicionales y al Dios castigador de la Biblia, y rechazó toda creencia que no estuviera fundamentada en una concepción naturalista de la religión. Estos planteamientos, relacionados íntimamente con las aspiraciones de la burguesía ascendente, penetraron en otras capas sociales potenciando un ánimo crítico hacia el sistema económico, social y político establecido, que culminó en la Revolución francesa.
Sus principales figuras, pensadores polifacéticos y combativos, no dudaron en recurrir a la literatura para difundir su pensamiento.
Corrientes literarias.
Las ideas reformistas que surgen en el siglo XVII y se amplían a lo largo del siguiente se manifiestan de acuerdo con tres tendencias literarias:
  • Rococó. Pretende continuar el estilo, técnicas y temas que fueron característicos del movimiento barroco durante el Siglo XVII. Literariamente no aporta nada nuevo ni de especial calidad.
  • Neoclasicismo. Movimiento que se caracteriza por aplicar las ideas propias de la Ilustración y por buscar un regreso a los valores clásicos griegos y romanos. Los rasgos que definen esta corriente podemos resumirlos en los que siguen:
    • Vuelta al mundo clásico.
    • Sometimiento a las reglas de creación literaria (principalmente a las de Aristóteles).
    • Entienden que el arte y la literatura deben buscar la utilidad.
    • Eliminación de la obra de arte de los sentimientos desbordados.
    • Imitación de la naturaleza.
  • Prerromanticismo. Corriente que anticipa el Romanticismo del Siglo XIX al dar prioridad a los sentimientos por encima de la razón. Esa prioridad que cobran los sentimientos explica la aparición, entre otros, del terror ("el sueño de la razón produce monstruos"). También es característico de esta corriente la ambientación de las obras en una naturaleza estridente, macabra o desbordada: días de tormenta, noches oscuras y tenebrosas, cementerios, ruinas, etc... Esta ambientación será la típica del movimiento romántico.
Sobre las corrientes artísticas citadas debemos hacer algunas matizaciones:
  • En primer lugar, hemos de saber que el Postbarroco ocupa la práctica totalidad de la primera mitad del Siglo XVIII.
  • En segundo lugar hay que tener en cuenta que en los últimos años del siglo coexisten la corriente neoclásica y la prerromántica. Esta coexistencia no es solo en el tiempo, sino que se da incluso en la obra de algunos escritores, como es el caso de José Cadalso que tiene una parte de su obra que coincide con lo que llamaremos Neoclasicismo (las Cartas marruecas, por ejemplo), y otra parte de la misma a la que podemos llamar prerromántica (las Noches lúgubres).

La prosa ilustrada de ideas.

El género literario más importante de la prosa del siglo XVIII es el ensayo, ya que, como hemos visto, los rasgos que predominan en esta época se desarrollan mejor con la exposición teórica de ideas. Sus principales figuras, pensadores polifacéticos y combativos, no dudaron en recurrir a la literatura para difundir su pensamiento.

Montesquieu (1689-1755) obtuvo un gran éxito con su tratado político Del espíritu de las leyes, donde se defiende la separación de poderes en el Estado. En su novela epistolar Cartas persas traza una dura visión crítica de la sociedad francesa, a través de los ojos de unos viajeros persas que visitan este país.
Voltaire (1694-1778) es el prototipo del pensador ilustrado. Entre ellos destacan El ingenuo y, sobre todo, Cándido o el optimismo, su obra maestra, en la que la bondad natural del protagonista choca continuamente con la sociedad humana.
Denis Diderot (1713-1784), además de dirigir la Enciclopedia, escribió obras de teatro y de teoría teatral, así como varias novelas con una prosa muy inteligente: La religiosa, confesiones de una monja sin vocación, Jacques el fatalista, un diálogo entre Jacques y su amo en el que se entrelazan múltiples historias, y El sobrino de Rameau, cuyo protagonista resume las principales ideas del autor.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) es el gran disidente de la Ilustración. Sostiene que la cultura y el progreso son los causantes de los males de la humanidad, ya que considera que el hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que le corrompe. Rousseau exalta el sentimiento por encima de la razón, con lo que anticipa la sensibilidad romántica. Sus ideas políticas, expuestas en El contrato social influyeron mucho en la Revolución Francesa.
Su producción más propiamente literaria se centra en La nueva Eloísa, larga novela epistolar sobre el conflicto entre amor y deber, que obtuvo un enorme éxito; Emilio y De la educación, libro a medio camino entre la novela y el tratado educativo, de enorme influencia en la futura pedagogía. Y Confesiones, la primera autobiografía espiritual desde San Agustín.


La novela. La novela inglesa y francesa.
En este siglo también se produce una dignificación de la novela. Aunque Rabelais y Cervantes habían dotado de realismo a este género los autores posteriores no siguieron esta línea. El ascenso de la burguesía y la aparición de un público femenino aseguran su afianzamiento.
La novela epistolar organizada en torno a un conjunto de cartas que los personajes entrecruzan permiten a la novela exponer diferentes perspectivas sobre un mismo tema. Las obras que adoptan forma de carta, bien sea dirigidas a personas reales, bien a personajes ficticios, se convirtió en un género muy abundante durante el siglo XVIII, ya que servía perfectamente para ejercer la crítica de costumbres, comportamientos e ideas. De entre todos los autores de literatura epistolar hay que destacar Las Cartas Persas de Montesquieu y Pamela de Richardson y Las amistades peligrosas, de Choderlos de Laclos (1741-1803), retrato epistolar del libertinaje de la aristocracia.
La novela autobiográfica es la otra modalidad que destaca en el siglo XVIII. Manon Lescaut, de François Prévost (1697-1763) es ya una obra maestra por su análisis psicológico de una pasión amorosa arrebatadora que arrastra a los protagonistas, un aristócrata y una cortesana.
La novela dieciochesca introduce también una serie de subgéneros que tendrán amplio recorrido en la historia de la literatura:
La novela de aventuras desarrollada en Inglaterra con personajes que provienen de la burguesía y que desarrollan su acción en ambientes inspirados en la realidad del momento. Uno de estos libros es Robinson Crusoe, de Daniel Defoe (1660-1731), que narra las aventuras del náufrago en una isla desierta que ejemplifican el esfuerzo racional del hombre por vencer a la naturaleza. El irlandés Jonathan Swift (1667-1745) fue un mordaz espíritu satírico. Su novela Viajes de Gulliver es a la vez una parodia de la literatura de viajes y una dura crítica, desde un punto de vista ilustrado, de la sociedad humana.
La novela sentimental surge en Inglaterra centrada en una temática amorosa y ambientes burgueses, buscando como público receptor a esta clase social ascendente. Samuel Richardson (1689-1761) da el primer paso con Pamela y La Virtud recompensada, novela sentimental epistolar de final feliz, en la que la protagonista asciende por medio de su virtud. Henry Fielding (1707-1754) parodia la novela de Richardson en Joseph Andrews y Tom Jones en las que sigue el modelo cervantino (trama itinerante, protagonista acompañado, constante ironía). Lawrence Sterne (1713-1768) también demuestra con Tristram Shandy dominar el juego literario metanarrativo utilizando una gran libertad constructiva. Jane Austen (1775-1817) es la novelista que culmina la narrativa de la época. Sus novelas describen, con clara elegancia e ironía, conflictos psicológicos finamente analizados en ambientes burgueses de provincia. Sus obras más destacadas son Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio y Emma.
El ambiente de relajación hace surgir en Francia la novela libertina o erótica, de difusión clandestina por su mezcla de erotismo, anticlericalismo e ideas subversivas. Su culminación es el marqués de Sade (1740-1814), encarcelado por la inmoralidad de sus obras, como Justine o las desgracias de la virtud, en la que la protagonista narra unas memorias en las que su virtud, al contrario que la historia de Pamela, la hace víctima de las más terrible aberraciones sexuales.

La poesía

La poesía española durante el siglo XVIII se adapta a diferentes tendencias:

  • Poesía ilustrada. Desde 1770 hasta 1790, aproximadamente, la poesía española del XVIII se llena de los grandes temas que preocupan a los ilustrados: la amistad y la solidaridad, la búsqueda de la felicidad y del bien común, la importancia de la educación, el papel de la mujer en la sociedad y la crítica de las costumbres. La finalidad de la poesía entienden que debe ser didáctica. Esto explica la abundancia de fábulas, género muy útil para conseguir el ideal ilustrado de "enseñar entreteniendo". Un ejemplo de ello es André Chénier (1762-1794), con sus poesías bucólicas e idílicas.
  • Poesía prerromántica. En los últimos años del siglo empiezan a aparecer autores y obras en las que se expresa de un modo directo los sentimientos más íntimos sin someterse a las normas preestablecidas. Los caracteres que la definen pueden ser: la soledad, el fracaso amoroso, la muerte, la ambientación tenebrosa (tumbas, ruinas, noches tormentosas y misteriosas), la abundancia de exclamaciones, apóstrofes. En la poesía aparecen elementos anticipadores del Romanticismo. En Inglaterra, Las noches de Edward Young (1684-1765), introducen el elemento nocturno. A la vez, surge cierta moda medievalista que genera un curioso fraude literario: James Macpherson (1736-1796) publica las Poesías de Ossián, supuestas piezas de un antiguo poeta celta, que durante mucho tiempo se tendrán por auténticas.La figura poética más destacada es William Blake (1757-1827). Sus composiciones, entre lo simbólico y visionario, lo religioso y el realismo, son de difícil clasificación pues anticipan el Romanticismo, pero también el simbolismo de finales del XIX. En Alemania Las primeras obras poéticas de Schiller están repletas de vigoroso deseo de libertad; entre ellas sobresale su himno A la alegría, un canto a la esperanza. Hacia 1770 empieza a difundirse un nuevo estilo literario llamado Sturm und Drang («Tempestad y empuje»). De sensibilidad prerromántica, defiende el sentimiento y la libre fantasía frente a la razón y las reglas clásicas. Su principal teórico es Johann G. Herder (1744-1803), quien al identificar lengua y espíritu nacional, estudia la poesía popular y el folclore.


El teatro

Como sucedía con la poesía, durante toda la primera mitad del siglo las formas teatrales que predominan son herederas del Barroco, tanto en temas como en formas.
En la segunda mitad del siglo aparecerá lo que denominamos teatro neoclásico. Los caracteres que lo definen son los que siguen a continuación:
  • Intención didáctica. Para los ilustrados el teatro constituía el mejor medio de propaganda de sus ideas de reforma de la sociedad.
  • Sometimiento a las reglas. Algunas de las reglas que se aplicaron en la época son:
  • El argumento representado debe respetar la verosimilitud.
  • Guardar el decoro: los personajes deben comportarse, hablar y actuar de acuerdo con su sexo y condición social.
  • Respetar las unidades de lugar, tiempo y acción.
  • No mezclar tragedia y comedia.
  • No presentar escenas violentas, sino narrarlas en escena cuando sea el caso.
  • No situar más de tres personajes en escena a la vez, y no dejarla nunca vacía.
  • Eliminar el personaje del gracioso.
  • Utilizar un lenguaje claro.
Como autores destacan Leandro Fernández de Moratín con La Comedia Nueva en la que se critica el papel de los aduladores de los autores de teatro y la importancia del arte o El sí de la niñas en la que se desmonta la tradición de los matrimonios concertados frente a la prevalencia del sentimientos amoroso.

La Ilustración es un periodo decisivo en la conformación del espíritu individual del ser humano, que trasladado al mundo del arte será un avance en la construcción de la mentalidad individual del artista y en la consecución de una mayor libertad en su construcción. Esto se evidenciará en la mayor complejidad de la novela o en la preeminencia del sentimiento, que marcará el avance hacia el movimiento romántico que se desarrollará en la primera mitad del siglo XIX.

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